....... DICEN QUE NUNCA SE RINDE....
El partido empezó con la delantera Luis Fabiano-Kanoute y con "el capo" como amo del centro del campo. Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron un monólogo sevillista a base de remates de toda clase y colores hacia la portería ucraniana. Para fortuna del cuadro naranja, bajo los palos tenían a un gato albina que las sacaba toda. Remates de los delanteros, de Adriano, Maresca, Alves... todos repelidos o fuera por muy poco. Todo pintaba a que los ucranianos iban a dar su brazo a torcer.
Ante sorpresa de todos, el Shakhtar salió revolucionado y nos marcó un señor golazo. Matuzalem remató un pase ¡con la espuela! rememorando a Higuita. Ante el maravilloso gol ucraniano, nuestra casta quedó patente con el gol de Maresca de cabeza. El 1-1 hacía que la eliminatoria estuviese todavía abierta, y sacamos todas nuestras naves: Duda, Puerta y Chevantón. Sin apenas defensas, nos metimos en el área rival. No obstante, el brasileño Elano nos dio por donde dice su nombre con un tanto de sangre fría, cruzándosela a Palop.
Todo estaba oscuro. Teníamos ocasiones, pero no acabábamos de concretarlas. Todo indicaba que cogeríamos el avión hacia Sevilla para no volver de viaje por Europa hasta la siguiente temporada. Cuando todo parecía acabado salió el más grande, el mejor portero que hemos visto nunca en Nervión, a meterse en el área rival y rematar cual killer del área un balón hacia las redes. Locura, emoción, euforia... miles de hogares sevillistas saltaron de alegría ante una acción que pasará a la posteridad.
Después de lo vivido hoy, estamos orgullosos de nuestro equipo, de esos once gladiadores que se han partido el pecho para seguir dando lustre a nuestra gloriosa entidad. Por encima de esos deportistas que nos han hecho soñar despiertos, destacamos a don Andrés Palop, hacia quien no tenemos palabra alguna para describir nuestra admiración hacia él.
Señores, esto es historia sevillista pura y dura.