GRACIAS PRESIDENTE
Los días que está viviendo el sevillismo, ahora que los tenemos en el presente, puede que para algunos sólo signifiquen el resultado de determinadas casualidades que se produjeron con el paso del tiempo. Pero debemos ahora, en la frialdad tras las horas transcurridas desde la finalización del partido del pasado jueves, analizar algunas cuestiones que por diferentes razones se olvidaron en su día. Que nadie piense que el estado de nuestra Sociedad es debido a una suerte que en modo de traspasos que hizo que la tremenda deuda que el equipo arrastraba se hiciera más liviana. Ni mucho menos. Es bien cierto que gracias a la política austera que comenzó con Roberto Alés y la magnifica gestión deportiva de la mano de Monchi y Caparrós los primeros años de esta nueva etapa, se consiguieron cosas para muchos impensables desde el año 95 hasta ahora. Pero el Sevilla FC necesitaba un “salto de calidad”, una nueva política deportiva y económica que no nos estancara de nuevo en la mediocridad que en los últimos 50 años había vivido el sevillismo. No debemos olvidar que aún siendo un equipo señero en el fútbol español este Club no dejaba nunca de aspirar a una simple clasificación europea que la mayoría de las veces se producía de rebote. Y ahí apareció alguien que ya desde hace mucho tiempo estaba. Quiero recordar desde estas líneas que, cuando el Club lo necesitó, nunca cejó en su empeño por ayudarle. Se pudo haber equivocado, pero seguro que haciendo lo que creía mejor para el Sevilla FC. Ha dotado al Club de unas parcelas modernas, con verdaderos profesionales, que son los mejores en sus parcelas y además son sevillistas. La formación y complementación de los empleados de la Sociedad, pero sobre todo con un carácter ganador y entusiasta que nos ha sabido transmitir a los que por una razón u otra en algunos momentos hemos estado cerca de él y por nuestra forma de ser no veíamos las cosas claras. El siempre jugaba a ganador y nos hacía seguirle con el convencimiento que era lo mejor. Por tanto, desde esta humilde tribuna, en la que observo cómo caminamos hacia la gloria, quiero decirte con mayúsculas: GRACIAS PRESIDENTE. Y que ojalá ese Dios al que le doy las gracias cada día por haberme hecho sevillista te conserve a nuestro lado y te siga impregnando de esa fuerza que eres capaz de trasmitirnos en todo momento. Ahora, a disfrutar de estos dulces momentos que vivimos, pero sin olvidar que debemos seguir trabajando para hacer cada día un Sevilla mas grande. Ese Sevilla FC, con el que seguro que mi abuelo y padre, tanto estarán ahora disfrutando ahora desde el Cielo.
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